Cómo elegir el colchón ideal si sufrís de mala circulación

Tu descanso también depende de tu circulación

Si alguna vez te despertaste con las piernas hinchadas o con esa sensación de hormigueo que parece no irse nunca, te entiendo. En muchos casos, no es el cuerpo el que falla: es el colchón. Mientras dormimos, nuestra sangre debería fluir con libertad, pero si la superficie que nos sostiene presiona los puntos equivocados, ese equilibrio se rompe.

En Sommistore siempre decimos que dormir bien no es solo estar cómodo; es cuidar el cuerpo mientras descansa. Cuando elegís un colchón que respeta la circulación, cada noche se convierte en una oportunidad para reparar lo que el día desgasta.

Por qué importa tanto la circulación cuando dormís

Durante el descanso, el corazón trabaja a un ritmo más tranquilo, pero sigue enviando sangre a cada parte del cuerpo. Si tu colchón no acompaña esa función, empieza a bloquear el flujo en las zonas más sensibles: piernas, caderas, hombros y brazos.

Los síntomas se notan enseguida: hormigueo, pesadez, calambres o la sensación de que una pierna se “duerme”. Si además vivís con varices, hipertensión o diabetes, esa presión constante puede complicar el retorno venoso y hacerte sentir agotado al despertar.

Por eso, cuando asesoramos a quienes sufren de mala circulación, les mostramos que el primer paso no está en cambiar la rutina, sino en elegir una base de descanso que trabaje a favor del cuerpo, no en su contra.

Cómo influye el colchón en tu circulación

Hemos visto muchas veces el mismo error: elegir un colchón solo por su firmeza sin pensar en cómo distribuye la presión. Si es muy duro, el cuerpo no se adapta y las zonas de apoyo —como los hombros o las caderas— terminan comprimidas. Si es demasiado blando, la columna se hunde, las piernas se elevan mal y la sangre no sube con fluidez.

El resultado es el mismo: menos oxígeno en los músculos, más despertares nocturnos y esa sensación de pesadez al día siguiente.

Cuando un colchón está bien diseñado, sostiene sin apretar. Cada parte del cuerpo recibe el apoyo que necesita, el peso se reparte con equilibrio y la circulación fluye sin obstáculos. Esa es la diferencia entre dormir y verdaderamente descansar.

La firmeza justa: ni rígido ni blando

Cuando alguien nos pregunta cuál es el colchón ideal para mejorar la circulación, siempre respondemos lo mismo: buscá una firmeza media o media-baja. Es el punto exacto donde el colchón se adapta al cuerpo sin hundirse, permitiendo que el peso se distribuya sin cortar el flujo sanguíneo.

Un modelo intermedio te da soporte en la espalda y al mismo tiempo cede en las zonas donde el cuerpo lo necesita. Así se evita la compresión de los vasos sanguíneos y se mantiene la postura correcta durante toda la noche.

En Sommistore trabajamos con configuraciones multicapa que logran ese equilibrio: espumas de soporte firme, núcleos adaptativos y cubiertas suaves que acompañan cada movimiento.

Los materiales que mejor funcionan

No todos los colchones se comportan igual. Cuando buscas aliviar la pesadez o la hinchazón, los materiales marcan la diferencia.

• Espumas viscoelásticas de alta densidad: reaccionan a tu temperatura corporal y se amoldan de manera precisa, reduciendo los puntos de presión.
• Látex natural: su elasticidad ayuda a mantener la postura, y su estructura ventilada evita el calor excesivo, que puede empeorar la dilatación vascular.
• Resortes pocket independientes: cada resorte actúa por separado, adaptándose al contorno del cuerpo y favoreciendo la circulación en piernas y brazos.

En nuestros modelos combinamos estos materiales para lograr una superficie estable, fresca y saludable. Lo importante no es que el colchón se sienta “duro” o “blando”, sino que acompañe la forma en que tu cuerpo respira y se mueve mientras dormís.

Altura, postura y pequeños hábitos que ayudan

Hay detalles que parecen menores, pero que cambian por completo la experiencia de descanso. Un colchón con una altura mínima de 25 centímetros facilita el movimiento al entrar y salir de la cama, evitando esfuerzos que afectan la circulación.

El acolchado superior también cumple un rol clave. Cuando la superficie se adapta desde el primer contacto, el cuerpo se relaja y el peso se reparte de forma natural. En pocos minutos, los músculos se descomprimen y la sangre fluye con libertad.

Si tu hinchazón es más severa, te recomiendo combinar el colchón con un sommier articulado. Elevar las piernas por encima del nivel del corazón durante la noche mejora el retorno venoso y reduce la pesadez matinal. No hay almohada que logre ese efecto con tanta precisión.

Errores que conviene evitar

Hemos acompañado a muchas personas que cambiaron su colchón por impulso y luego se arrepintieron. Estos son los errores que siempre recomiendo evitar:

• Elegir un colchón blando porque “parece más cómodo”. En pocas semanas se hunde y la circulación se interrumpe.
• Apostar por la firmeza extrema. El cuerpo no necesita una superficie rígida, necesita una superficie que responda.
• Ignorar los materiales. Los modelos baratos suelen retener calor, lo que agrava la sensación de pesadez.
• No considerar un sommier articulado. Elevar las piernas unos centímetros hace una diferencia enorme.
• Comprar con prisa. Probar el colchón al menos diez minutos, en tu postura habitual, es la mejor inversión de tiempo que podés hacer.

Descansar bien también es cuidar tu salud

Dormir bien no es un lujo, es una necesidad biológica. Cuando la sangre circula sin esfuerzo, el cuerpo se recupera mejor, los músculos se oxigenan y el sistema nervioso se estabiliza.

En Sommistore, cada colchón que diseñamos nace con esa idea en mente: que el descanso también sea una forma de cuidar la salud. Buscamos materiales que acompañen el cuerpo, estructuras que liberen presión y tejidos que mantengan la temperatura adecuada.

Si sufrís de mala circulación, elegir bien puede cambiar tus noches y, con ellas, tus días. Un buen colchón no solo sostiene tu cuerpo; sostiene tu bienestar.